
Mujer con el mundo a cuestas
Hoy me he levantado temprano para hacer esto y aquello, lo de acá y lo de más allá. He puesto la ducha y he hecho café pero, de repente, me he dado cuenta de que lo más importante que tenía que hacer hoy no era otra cosa sino cuidar de lo mejor que tengo. Así que, me he vuelto a la cama y he abrazado a mi chica hasta que, sin importar la hora, ambos hemos decidido levantarnos. Sí, porque hay que saber valorar lo que uno tiene y
contar con el amor de una mujer no se puede comparar con nada. Luego, llamé a mi madre, la otra gran mujer de mi vida, la que me lo ha dado siempre todo sin pedir nada. A lo largo del día, irremediablemente, me han venido a la mente tantas y tantas mujeres de
hoy y de ayer, conocidas y desconocidas.
Famosas como Almudena Grandes, que ayer presentaba su segundo libro sobre la postguerra -no dejen de leerlo- o anónimas como María Crescencias, una humilde mujer salvadoreña que conocía algo más de un año y que intenta, junto con un grupo de compañeras, que el mundo no olvide la masacre de El Mozote de 1981 -año en el que por cierto nací- en la que murieron cerca de mil personas a manos de un ejército asesino y un batallón, Atacatl cuyo nombre no merece ya que este fue un gran líder contra el imperialismo español.
Hoy es el día de la mujer, de todas, y también de aquellas que viven en continentes a los que siempre hemos mirado con criterio conquistador y ahora, además, nos permitimos hacerlo con cierto aire, irónico y las más de las veces falso y traidor – miren sino las fraudulentas ayudas auspiciadas por la Generalitat Valenciana-. Hablo de América, de Asia, y también de África. No podemos pasar por alto que actualmente el 70 por cien de las personas que viven en extrema pobreza son mujeres. Ellas, aquí y allá, ganan entre el 30 y el 50 por cien menos que un hombre. Actualmente hay, además, 586 millones de mujeres adultas que no saben leer ni escribir, y es que en muchos países la educación sigue siendo cosa de hombres. Por si fuera poco, en la mayor parte de los países donde las multinacionales van a colocar sus fábricas hay una palabra grotesca llamada maquila que es sinónimo de explotación y miseria. Por no usar la palabra esclavitud, tal vez más apropiada.
Como dice el maestro en pensamiento político de la UCM; García Fajardo «Cooperar es trabajo entre iguales, el beneficiario ha de ser activo, protagonista de su propio desarrollo. No basta con el reconocimiento de los derechos humanos que adornan muchas constituciones. Es preciso convertir esos derechos políticos en auténticos derechos sociales». Y es que otro gran problema es que se confunde la cooperación con la ayuda paternalista. Es decir, con donación de alimentos… que no van más allá de ahí y que son tan propios, por ejemplo, de la iglesia católica. Es evidente que ante una situación de extrema necesidad toda ayuda es bienvenida, pero las donaciones sin más deben limitarse a casos extraordinarios frutos de hambrunas, desastres naturales… y esto es tanto para la pobreza en general como para los programas destinados a mujeres. Por el contrario, hay que promover la autodeterminación, el que se puedan valer por sí mismas: «No me des un pescado, dame una caña de pescar», decía alguien.
Las mujeres. Es decir, aproximadamente la mitad de la población mundial. Son igual de importantes que los hombres y, en muchos casos, merecen mucha mayor consideración porque parten con desventaja en no pocos ámbitos debido al rol que históricamente se les ha otorgado. Hoy, en este mundo donde cada cual parece que lucha por lo suyo, donde los médicos van a las manifestaciones de los médicos y los estudiantes a las de los estudiantes, es cada vez más necesario implicarse en causas que se consideren justas aunque uno no forme parte directamente de ellas. Por eso los hombres han de celebrar, con ellas, a su lado, y no delante, el día de la mujer y el resto de días del año porque todos vivimos en el mismo mundo y somos lo mismo, seres humanos. Entes formados el 90 por cien de agua y, tal vez, por el 10 por cien de cerebro. Usémoslo bien.
Escrito por:G. Sánchez Ferrando Fotografías:TaniaCampos* Pinchad en las fotos para ver la galería. D.Reservados ©