Para: Mundosincobertura.
El 19 de marzo de 1812 un grupo de liberales acantonados en Cádiz establecían las bases del sistemas constitucional y liberal español. Ahora, dos siglos y diez días después, el pueblo español ha salido a la calle para evitar que el sistema social retroceda 200 años y diez días. Es cierto que los tiempos difíciles se superan con cambios, pero de nosotros depende que estos sean los que son justos para la mayor parte de la población o, en cambio, que tan solo se den los que benefician a las mayorías más pudientes.
Es indudable que, con más de 5 millones de parados, hay que hacer reformas, pero no lo es menos que estas han de enfocarse en las causa que han provocado la crisis. Por qué el estado y la Unión Europea en vez de rescatar una y otra vez al sistema financiero, el cual lo que hace es coger el dinero que le prestan al 1 por cien y comprar deuda pública a un interés mayor, no destina ese dinero a aumentar plantillas en hospitales, centros educativos, personal de investigación… Si esto fuera así mucha gente podría trabajar y, por tanto, consumir y dar trabajo a su vez a otros.
Por qué no se obliga a los bancos a alquilar a precios reducidos el stock de pisos que han expropiado, por qué no se lucha de forma eficaz contra el fraude fiscal de las grandes empresas.
Afortunadamente, no toda la población es ciega. No todos aceptan que las comunidades autónomas como la valenciana se endeuden a costa de grandes eventos y proyectos faraónicos para los que, además, se contrata a empresas afines de forma fraudulenta y encareciendo aún más los costes. Y no todos se creen sin más que para sufragar este gasto público corrupto haya que recurrir a recortes de todo tipo.
Todavía hay quien tiene la desfachatez de decir que las huelgas nos cuestan dinero a todos, pero más nos va a costar que nos quiten nuestros derechos. Nuestros antepasados lucharon para que hoy nosotros tengamos una vida digna, y se lo debemos no solo a ellos sino a los que vendrán después. Sí, porque en este mundo tan materialista la mejor herencia que podemos dejar no es un piso, unos terrenos o unos ahorros en el banco de turno, sino una sociedad justa y equitativa en la que merezca la pena vivir. Y no un sistema esclavista, con la mayor parte de la gente endeudada hasta el cuello, con contratos basura, sin opciones siquiera de llegar no ya a fin de mes sino a la mitad del mismo, y donde las diferencias entre ricos y pobres sean cada vez mayores. Una sociedad en la que ya estamos cayendo pero que todavía estamos a tiempo, aunque no demasiado, de revertir.
Artículo Por:GFerrando/ Fotogalería:THCampos #29M Valencia (España)