Abren sus cuadernos, ven sus frías cifras y deciden podar un árbol cuyos frutos se mueren. Son los jardineros de los medios de comunicación. Usan sus tijeras sin control, sin mesura, pero no ven que cuando dejen a su frutal sin ramas, sin hojas, sin sabia, a este no le quedará otra opción que secarse, que perecer lentamente, o de imediato, según su hábitat. Es un fenómeno que crece y se multiplica a la velocidad con que se tala el Amazonas. La tupida selva que ayer cubría a los ciudadanos del calor abrasador de los poderosos, de los de arriba, hoy es tan solo algún que otro islote aislado y débil, fácil de controlar. Sí, la selva, o parte de ella, también se alió con “los dioses” y bajo apariencia de sombra les inyectaba un veneno más sutil, pero igual de mortal. Pero con la desaparición de tantos y tantos árboles, de tantas humildes hojas que tan solo buscaban un poco de luz con la que sobrevivir a su duro día a día, lo que se va a conseguir es que ya no haya protección posible.
Casi 4.000 despidos en 2012
En tan solo lo que va de enero de 2013 se ha anunciado el cierre de medios como la Verdad de Albacete y de Alicante, el despido 861 empleados de Tele Madrid, 8 en Levante-EMV y un largo etcétera al que hay que sumar los que ya se produjeron en 2012 y en los años precedentes, así como los de Eres que todavía no han sido ratificados como el de Radio Televisió Valenciana (RTVV) donde se pueden quedar sin trabajo 1.198 personas. Solo en el año anterior, y según datos del Observatorio de la Crisis de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), 3.923 periodistas pasaron a ingresar las listas del INEM. Cifras donde no están incluidos la gran cantidad de colaboradores y trabajadores a pieza que dejaron de ser útiles.
Esqueletos raquíticos
Pero es que el mismo observatorio advierte que desde 2008 la cifra asciende a 8.867 despidos. Muchos medios, por tanto, bajan el telón o, en el mejor de los casos, se quedan en sus esqueletos más raquíticos. Ahora, habrá que estar atentos a las peticiones que los mismos hacen a las Universidades porque si se pasan por una redacción hoy, mañana o pasado, y ven a muchos jóvenes delante del ordenador. O si los observan por la calle realizando todo tipo de labores, no es que los medios se hayan solidarizado con uno de los sectores sociales más afectados por el paro, la juventud, sino que su plan de negocio pasa por engrosar su plantilla de becarios a costa de los profesionales y, dicho sea de paso, en detrimento de esos mismos becarios que, irónicamente, ya no serán “aptos” cuando tengan su título bajo el brazo, o cuando hayan pasado esos primeros años donde aún pueden seguir siendo becarios, porque entonces ya resultarán caros y habrá que sustituirlos. Así, los periódicos, las radios, las televisiones… son un reguero de gente que va y viene, un lugar donde cuando uno vuelve de vacaciones puede que ya no conozca a media plantilla.
No es de extrañar que los recién licenciados se hagan decir “community manager” y busquen trabajo desesperadamente en este reducto que parece estar en alza pero que, ojo, también se nutre de mucho becario y una gran precariedad.
¿Alternativas? tal vez el seguir formándose, no desesperar, creer en uno mismo y buscar temas, historias que nos apasionen porque al final eso es el periodismo, contar historias, llegar al otro, al que tiene algo que decir y al que quiere escuchar. Y tal vez, lograr que ambos puedan interactuar, pues para eso están también las nuevas tecnologías.
Nuevos retos
El periodismo no se va a morir, pero de nosotros, de todos, depende que lo que quede sea algo que merezca la pena, algo digno no solo para el que está dentro, sino para el que lo ve desde fuera. Algo por lo que merezca la pena esforzarse y, como no, por lo que valga la pena pagar porque, que nadie lo olvide, como profesión que es, como trabajo que es, hay que pagarlo. Y esto va tanto para los empleadores, como para los clientes, los anunciantes y hasta para los gobiernos que cierran o venden medios públicos olvidando que uno de los derechos fundamentales de la ciudadanía es el de emitir y recibir información.
Documentos adjuntos: Cifras del Observatorio de la Crisis de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE):
Buena reflexión sobre el futuro del periodismo. Sin duda está en nuestras manos la esperanza de un periodismo más inclinado al servicio del ciudadano y no tan dictaminado por las leyes del mercado y la continua búsqueda de beneficios.
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